A pesar de lograr grandes resultados nuevamente, tuve la sensación de no sentirme parte; me sentí como una impostora y que la audiencia predominantemente masculina altamente exitosa, que apoya mucho mi trabajo, de alguna manera cuestionaba mis capacidades. Esta falta de autoconfianza, por supuesto, era una percepción mía.
No era la única mujer en la sala que había tenido este sentimiento. Una mujer dijo que había estado muy nerviosa por dar una presentación técnica, a pesar de que conocía el tema de pies a cabeza, porque sentía que los expertos varones la expondrían como un fraude, a pesar de que no había un solo machista a la vista, y que sus colegas varones elogiaron su trabajo.
¿De dónde crece esta falta de confianza en uno mismo? En la industria de la tecnología, los hombres aún superan enormemente en número a las mujeres, y sus habilidades y ambición pueden subestimarse, lo que alimenta lo que se conoce justamente como el síndrome del impostor. La Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) define al término como "un miedo que todo lo abarca a que se descubra que uno no tiene todo lo que se necesita o es requerido". Los sentimientos impostores pueden ir acompañados de ansiedad y depresión.
El grupo que concurrió a nuestro evento muestra cuán frecuente es el problema. Encuestamos a las mujeres que asistieron, y el 5% dijo que se sentían extremadamente intimidadas cuando discutían sobre temas técnicos con un público masculino. El 52% dijo sentirse moderadamente intimidadas, y el 43% restante que no se sintieron intimidadas. Esto muestra que el 57% de nuestro grupo íntimo sufre del síndrome del impostor. Nuestros hallazgos coinciden con una encuesta reciente realizada por Blind, la red social anónima, que encontró que el 58% de los empleados tecnológicos masculinos y femeninos de compañías como Microsoft, Amazon, Facebook y Apple también estaban luchando contra intensos sentimientos de inseguridad en sus roles.
El síndrome del impostor aviva las llamas de la brecha de género en la tecnología
El síndrome del impostor es un malestar persistente en la industria de la tecnología, y aunque también puede aplicarse a los hombres, las mujeres suelen verse más afectadas.
El síndrome del impostor es un sentimiento generalizado de dudas que corroe la confianza en uno mismo, crea una enorme angustia e inevitablemente frena a las mujeres en sus carreras tecnológicas. He visto mujeres que sufren y que continuamente cuestionan su inteligencia, habilidades y valor para los roles que desempeñan.
Cuando estas mujeres tienen éxito en liderar un proyecto o cerrar una gran venta, desvían el elogio o lo descartan como suerte. Alternativamente, permanecen calladas, por miedo a decir algo incorrecto que, según creen, las expondrá como sub-calificadas para el papel.
Estas mujeres son expertas innovadoras en sus campos, pero están paralizadas por el miedo a fracasar. Un miedo que les impide correr riesgos que en última instancia podrían impulsarlas hacia arriba en sus carreras.
Muchas mujeres que sufren del síndrome del impostor también son perfeccionistas. Se proponen objetivos casi imposibles y siempre repiten errores y fracasos una y otra vez.
Familiarizarse con el síndrome del impostor
El primer gran paso para superar el síndrome del impostor es comprender lo que realmente se siente y por qué. Una vez que hayas identificado al culpable de quebrar tu confianza, podés comenzar a lidiar con él.
- Comenzá un cuadro de logros para comprender cuánto avanzaste en tu carrera y así poder reconocer todo tu arduo trabajo. Mantengo un archivo en mi computadora, y cuando alguien me envía un comentario halagador o dice " bien hecho", lo guardo. En los días en que no me gusto, busco esos correos electrónicos para reforzar el hecho de que me he ganado mi lugar en el podio.
- Actualizá el lenguaje que usás con frases más asertivas. En lugar de decir: "Siento que este es el camino a seguir", decí: "Creo que este es el camino a seguir". Estate atenta al síndrome del impostor en tu equipo y, además de buscar un mentor, ofrecé tus propias habilidades de mentoría. Recordá que tenés conocimiento y experiencia para compartir. Compartilo con alguien que se beneficiará de él.
- Finalmente, es importante proporcionar un espacio para que tus colegas femeninas compartan sus experiencias. Cuando estén haciendo un gran trabajo, decíselo. Un par de elogios pueden ser muy útiles para aumentar la confianza de alguien.
Por último, no veas al síndrome del impostor como un problema que debas afrontar por tu cuenta. La mayoría de los estudiantes de alto rendimiento sufren del síndrome del impostor. ¡Comenzá a internalizar tus éxitos y disfrutalos!